Aterrizaje Forzoso

Siga la flecha BCN, 2004.

La vida es rara, las cosas suceden y es imposible atraparlas ayer estaba dejando una despedida y hoy ya no me fui nunca.

Siempre he disfrutado volando, es un placer al que nunca jamás renuncio, sobre todo en las cálidas, oscuras y breves noches de verano. Desnudar el cuerpo y la mente para poder zambullirme con mas libertad en la imperceptible densidad del cielo, la ausencia de color, el techo abovedado, corriente estática de cristales machacados. Esta noche no quiero sentirme solo, necesito saltar hacia arriba y sin parar rozar las ramas de los olivos más altos, y sin parar subir hasta impregnarme de nubes, sentir él frió de los astros de agosto. Observar lo pequeño que es el mundo, arriba solo luces de estrellas, abajo la luz de tu casa tan lejana como ellas.

Aireando, madrid 2005.

Ahora me dejo caer montaña rusa imposible, acelerar con la frenética caída , sentir el vértigo, punzada en el estomago, digerir mil atmósferas y luego ... frenar, siempre justo antes de chocar. A veces mi corazón se altera de tanta emoción y vomito todo el aire de mi interior, así que después practico para relajarme lo que más me gusta y me hago el muerto. Tumbado panza arriba para no dejar de ver las estrellas me dejo llevar, que las corrientes calientes del aire me arrastren, me acaricien y acurruquen en sus invisibles manos por sus suaves caminos, dejo de pensar, de dormir, de soñar, flotar y respirar.

Sierra Leona, 2004.

Entonces paseo entre la tierra roja de un calor de medio día, alma caldeada, ojos cerrados, tierra seca, música viva en mis orejas, chicharras, murmullos de piedras, el rió frotando la rivera y los pájaros dormidos por el sol entre las eras. Soñar que reposo mi cuerpo en la gran piedra, tus dedos en mi cuello, bañarnos en la fría alberca, respirar el agua con los pulmones bien abiertos mientras me aprietan en el fondo tus piernas. Sentir transparentes gotas en tus pechos secándose en la tierra. Ojos abiertos respiración muy cerca, unos labios bebiendo en mi cabeza. Son los sonidos del rió con los olores de mezclas, la menta, el hinojo, un olivo, la cal y la madera seca... El berro, tu piel, el sudor y el calor que lo tiñen todo de aroma oxidado en la maleza...
Soñar con mi cuerpo tumbado en el borde. Hundido en tus brazos, conectado nuestros cuerpos con la tierra y dejarme llevar corriente abajo hacia la orilla del mar.

Es un sueño y lo sueño mientras vuelo así que me despierto, no quiero chocar con cables o cemento, desciendo, desciendo mas y aterrizo sobre una blanca cama, soñando contigo, volando despierto. Otra noche será la luna en tu cara la que me ará despertar.

Ojos pegados, 2003.