Montar en Bici

Cuando monto en bicicleta por las mañanas busco algo mas que el simple “haz deporte, no eches tripa..”, me gusta convertirlo en una excursión veloz, viaje turístico de corto alcanze.

Las Chapas, Jaen 1993.

Cuando el relieve es una autentica montaña rusa, el termino medio no existe. Mis piernas se retuercen y mi cara se empapa de lagrimas de sudor en las epicas subjetivas cuestas arriba y se vuelve lagrimas reales de velocidad en las vertiginosas caidas. A la excursión se le añade tambien un toque masoquista. Es ley de vida, luchando con la cuesta arriba para luego disfrutar de la frenetica caida. Hoy e subido a Iznatoraf, pueblecito que descoconia, tan cerca y tan alto. Faro poco orgulloso entre un oceano ancestral de olivos, si la climatología es buena se puede divisar a lo lejos mas alla de sierra Magina la brillante Sierra Nevada y detrás de ella el mar, pero eso ya es otr historia. El viaje corto pero intenso, sin separar la vista de las ruedas, pedal tras pedal, curvas sin pensar, pensar es caer...no caer es no pensar. Apretar las piernas y empujar, solo pedalear... Melodía automatica, humana y descompasada.
Al llegar a la entrada del pueblo me quedo clavado, una ultima pedalada que me mantiene inmóvil sin avanzar, mis piernas en un acto insumiso se pliegan como fuelles vacios , el frio de la mañana y la altura secan mi garganta y queman mi pecho. Cuerpo extremamente calentado por dentro y helado por fuera que empieza a toser seca y desalentadoramente.

Sierra Leona, 2004.

Frio por fuera y ardiendo por dentro es el ozico animal de un ciervo que acaricio atraves de la metalica valla que me separa de un pequeño zoológico formado por ese ciervo, un cervatillo, varias gallinas, pavos, cabras y un chucha a una casetilla atado. Todos en un ambiente algo mad-max. Triste pero por otro lado tan extraterrestre y marciano que unido a mi colocon de oxigeno resulta mas que expectacular. Me acerco curiosamente al ciervo y sus ojos grandes, distintos. Reflejo de lo circular, distorsionante en su viracion de la realidad, oscuridad inquitenate, encarcelada mirada reprimida, enjaulada. Su extraña respiración tan profunda y lejana para mi, vertia en la fria mañana un ilillo de calor, un trocito de energia animal que salia directo como humo denso parando en mis frios dedos, cansados todabia de apretar el duro manillar.

Ejecutivo con prisa, BCN. 2003.

.. Por un momento a traves de su mirada senti la vida irracional, ojos perdidos en el instinto que nos traiciona que lo traicionan. Un niño pequeño tambien curioso (aunque creo que mas por mi presencia que por la del animal) abre la ventana con cara de sueño y frio.

OJO!

-Hola... (le saludo)
El se rie y esconde.
Me levanto y subo tembloroso y torpe a la bicicleta para continuar mi viaje fisico, porque lo que es el mental se a quedado retrasado en el ciervo. Viaje mental que se pregunta por la vida triste que esconde esa mirada enjaulada. ¿Pero son su ojos mas bonitos que los del pavo? Son mas turbadores que los de la somnolienta cabra? O mas tierna su mirada que la del chucho atado? Asi que mi conciencia se contenta tontamente, se lava con un pequeño escupitajo que limpia mi dolida garganta y hace de paréntesis mental para sacar fuerzas y continuar mi viaje en bicicleta. El pueblo sigue siendo una gran cuesta que continua mas alla de lo que se intuye intramuros. Comparadas las pendientes con la de la carretera, estas son suaves que agradecen hasta las piernas, vordeo el casco antiguo, sortija arabe que encaja en la cumbre de la loma dando la espalda al cielo y escondiendo su esencia en callejones y plazejas que creia no existir. Detrás de sus exteriroes muros y valcones alicatados, feos ladrillos sin pintar y uralitas amedi poner o medio tirar, demas parches con tachuelalas metalicas y demas feeza imaginada, se escondia un alma de antigua herencia de las disposiciones morunas, la belleza residia dentro de lo que no se intuia detrás de las puertas urbanas.

Tienda movil, Sierra Leona 2004.

Callejones umbríos, estrechos, que circulan en distintos niveles y se engullen retorcidos. Cal y verdes macetas, yedras en los valcones, arbustos sobre empedrados , enredaderas y geranios que matizan con su holor lo que ya no es tanto frio si estas como gato al sol. De tras de la puerta de una solitaria calleja de olor a lejia y limpieza vieja, un chucho mira altivo desde su diminuto tamaño, clavando orgulloso, asustado, sus ojos sobre mi bicicleta. Una mujer canta tras la puerta suave, con voz antigua y elevada, es una vieja canción, versos casi de postguerra, de necesidad de amor, primitiva canción de madres, de castigos y muertos... El frio del aire, el sol de la mañana se unen a la musica y me quedo gustosamente bloqueado, con la misma curiosidad que me mira el perro, con el mismo misterio que antes me miraba el ciervo. Mi bicicleta y yo en la emocion del callejón, enajenados por esta belleza tan simple y poco complicada (Un Concierto de un gran grupo puede transportarte y emocionarte, para lo que hace falta un enorme gasto de miles de watios de sonido, luz, cientos de personas controlando cada paso, miles de fans, histeria colectiva, transmitiendo una gran cantidad de energia)...

Siesta en Cordoba, Montoro 2004.

La simpleza de la voz de la mujer escondida, el perrillo desinteresado, los habuelos de enfrente riéndose al verme despistado y paralizado, el sol de la invernal mañana cargado de olor de coperativas perdidas en las olivas, el callejón de un pueblo perdido, que tu no conoces, que yo no conocia. Todo esto me hizo sentir lo gratificante que es subir a lo mas alto, a un lugar desconocido que te permita sentir todo lo que te rodea.